Zinc

Función inmunológica: El zinc es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico. Contribuye al desarrollo y la función de los glóbulos blancos, así como a la producción de anticuerpos.

Cicatrización de heridas: El zinc es esencial para la síntesis de colágeno y la cicatrización de heridas. Participa en la formación y reparación de tejidos, lo que acelera el proceso de curación.

Función antioxidante: El zinc actúa como antioxidante y ayuda a proteger las células del cuerpo contra el estrés oxidativo, que puede contribuir al envejecimiento y a diversas enfermedades.

Metabolismo de nutrientes: El zinc es necesario para el metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas. Participa en la digestión y utilización de estos nutrientes para obtener energía.

Desarrollo y crecimiento: El zinc es esencial para el crecimiento y el desarrollo normal. Es especialmente importante durante el embarazo, la lactancia y la infancia para el desarrollo adecuado del sistema nervioso central y la función inmunológica.

Salud reproductiva: El zinc juega un papel clave en la salud reproductiva, tanto en hombres como en mujeres. En los hombres, es esencial para la producción de esperma, y en las mujeres, contribuye al desarrollo fetal durante el embarazo.

Salud ocular: El zinc es necesario para el funcionamiento normal de la retina y puede desempeñar un papel en la prevención de la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE).

Regulación de la insulina: El zinc desempeña un papel en la regulación de la función de la insulina y puede ser beneficioso para mantener niveles de glucosa en sangre saludables.

Las fuentes dietéticas ricas en zinc incluyen carnes magras, aves, pescado, productos lácteos, nueces, semillas y legumbres. En algunos casos, la suplementación con zinc puede ser necesaria, especialmente en personas con deficiencia o en situaciones específicas.