El verano siempre nos regala momentos únicos: días de playa, escapadas, noches más largas… Pero cuando la rutina regresa, nuestra piel suele recordarnos que ha estado expuesta a sol, calor, cloro y cambios de hábitos. Esa sensación de tirantez, la pérdida de luminosidad o la aparición de pequeñas arrugas son señales de que necesita un cuidado extra. La buena noticia es que, con una rutina adecuada, es posible recuperar la elasticidad y firmeza de la piel y devolverle el aspecto sano que tanto nos gusta.
Aunque solemos pensar en la piel como un “envoltorio”, en realidad es el órgano más grande del cuerpo y cumple funciones vitales:
Protección: actúa como barrera frente a agentes externos como bacterias, radiación solar o contaminación.
Regulación: ayuda a mantener la temperatura corporal estable.
Síntesis de vitamina D: fundamental para huesos y sistema inmune.
Con el paso de los años, la piel sufre un proceso natural de envejecimiento: disminuye la producción de colágeno y elastina, proteínas responsables de la firmeza y flexibilidad. Sin embargo, envejecer no significa renunciar a una piel cuidada: se trata de acompañar a nuestro organismo con buenos hábitos y tratamientos que la fortalezcan.
Durante los meses de calor, disfrutamos más del aire libre, pero eso también trae consecuencias. Estos son los principales factores que pueden afectar la hidratación de la piel y su elasticidad:
Radiación UV: penetra en las capas más profundas y acelera la degradación del colágeno natural.
Cloro y sal del mar: resecan la superficie cutánea y alteran su barrera protectora.
Calor excesivo: provoca pérdida de agua y sensación de tirantez.
Cambios en la rutina: menos horas de sueño, alimentación más irregular o un mayor consumo de alcohol también pasan factura.
Aunque hayas sido constante con el protector solar y la hidratación, es normal que la piel necesite un refuerzo al final del verano.
La clave está en adoptar una rutina sencilla pero eficaz que devuelva la energía a tu piel. Existen guías y recursos que profundizan en estos cuidados, como este artículo de Mejor con Salud sobre cómo cuidar la piel después del verano, que complementa perfectamente estos consejos:
El primer objetivo es recuperar el equilibrio hídrico. Elige texturas nutritivas y aplícalas mañana y noche. La piel bien hidratada luce más elástica, tersa y luminosa.
Tras la exposición solar, los radicales libres se multiplican y aceleran el envejecimiento. Los antioxidantes, como la vitamina C o los polifenoles, ayudan a neutralizarlos y favorecen la regeneración celular.
Fundamental para mantener la firmeza y elasticidad. Una alimentación rica en proteínas de calidad, frutas y verduras frescas es la base, pero también existen complementos que pueden ayudar a estimular su síntesis.
Aunque el verano haya acabado, los rayos UV siguen presentes en otoño e invierno. Aplicar un fotoprotector cada mañana es un hábito imprescindible.
Dormir bien y mantenerse activa favorece la circulación y la oxigenación de la piel, mejorando su aspecto global.
Si usaste protector solar de forma constante, bebiste agua y mantuviste una dieta equilibrada, ya diste pasos importantes. Ahora toca reforzar y mantener esos logros. Septiembre y octubre son meses ideales para establecer nuevas rutinas que acompañen a tu piel en el cambio de estación.
Además de la limpieza, hidratación y protección, es recomendable sumar un cuidado específico desde dentro. En tu farmacia de confianza te pueden recomendar complementos alimenticios que contienen colágeno hidrolizado marino, vitamina C, ácido hialurónico, coenzima Q10, biotina y zinc que contribuyen a mantener la piel en condiciones normales. Gracias a su combinación de antioxidantes y nutrientes que favorecen la síntesis de colágeno, ayuda a mejorar la elasticidad y firmeza de la piel, reforzando los efectos de tu rutina diaria de cuidados.
Integrarlo en tu día a día es tan sencillo como incluirlo junto con tus hábitos de hidratación y alimentación. De esta manera, estarás trabajando la salud de tu piel de forma integral: desde fuera y desde dentro.
El verano deja recuerdos inolvidables… y, a veces, también huellas en nuestra piel. Pero con constancia, hidratación, antioxidantes y un refuerzo en forma de suplemento, puedes ayudar a tu piel a recuperar su luminosidad, elasticidad y firmeza.
El sol pasa, pero tu piel se queda: cuídala hoy para que mañana siga contando tu mejor historia.
https://mejorconsalud.as.com/bienestar/belleza/como-cuidar-la-piel-despues-del-verado/